Las familias Metz y Romero buscaron a Graciela, Raúl y el bebé que estaba en camino desde el instante en que supieron de su secuestro. Más tarde, Adriana, la hija mayor de la pareja, hizo suya la búsqueda, siempre cercana a la institución, a donde acompañaba a su abuela desde pequeña. Su tía, Elisa Metz, visitaba a la filial de Abuelas La Plata buscando alguna novedad sobre su sobrino. En 2009, como una botella tirada al mar, Adriana abrió un blog, “Poncho de lana”, en el que le contaba a su hermano quién era, cómo lo buscaba y lo esperaba.
La investigación del caso comenzó en Abuelas con una información que llegó de manera anónima. Luego, se trabajó en conjunto con la CoNaDI y la Unidad Especializada para Casos de Apropiación de Niños durante el Terrorismo de Estado (UFICANTE), y la hipótesis de la apropiación cobró fuerza. Finalmente, la CoNaDI contactó al posible nieto para brindarle todos los datos recabados y él accedió a concurrir al Banco Nacional de Datos Genéticos (BNDG) y dejar su muestra de ADN, para ser cotejada con las familias que buscan. Una vez efectuadas las pruebas, el BNDG confirmó que su perfil coincidía con el de la familia Metz-Romero.